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Mujeres migrantes en el nuevo orden internacional. ¿Cómo las mujeres se ven especialmente afectadas por las crisis?

Temática: Igualdad de género.
Autoría: López, Diana y Robert, Elisabeth
Año de Publicación: 2008
Ponencia presentada el 28 de Noviembre del 2008 en el "Tercer Encuentro sobre Remesas y Desarrollo: Crisis económica mundial y su impacto en el envío de remesas", organizado por Tú Mujer, Santo Domingo, República Dominicana.

1* Introducción

En los últimos meses los titulares de los diarios incluyen con mayor frecuencia la palabra crisis en ellos. En principio la crisis del petróleo, seguida por la crisis alimentaria y recientemente la crisis financiera, ocupan un importante espacio en las reuniones de alto nivel de organismos internacionales, gobiernos y medios de comunicación. Todas las anteriores crisis tienen una cara humana y sobre todo, una cara femenina que es especialmente vulnerable e invisible. A su vez, estas vulnerabilidades adquieren diferentes dimensiones e intensidades a nivel regional. Por ello, al indagar por las mujeres migrantes en el nuevo orden mundial, empezaremos por ilustrar las diferencias de género en el uso de las remesas partir de los resultados de los estudios de UN-INSTRAW. Posteriormente se abordarán las dimensiones de género en los factores de atracción y de expulsión de los países de destino y de los países de origen, con base en evidencias a nivel global y datos de otras fuentes. Finalmente señalaremos el impacto de las diferentes crisis en la vida de las mujeres involucradas en los procesos migratorios, ya sea como trabajadoras migrantes, familiares o receptoras de remesas. Puesto que nuestro análisis se basa en el marco conceptual del desarrollo humano; consideramos fundamental destacar que la equidad entre hombres y mujeres es constitutiva del desarrollo que queremos alcanzar, ampliando la definición del desarrollo más allá de sus límites monetarios y promoviendo la inclusión del bienestar de las personas, tanto hombres como mujeres. A su vez, presentaremos de forma muy sucinta la situación de las mujeres migrantes marcada por, la variedad de experiencias y características entre regiones y relacionadas con su status migratorio, raza, nivel educativo, situación marital etc. Nos referiremos entonces a generalidades regionales identificadas a través de recientes publicaciones y el trabajo de investigación de UN-INSTRAW. De acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, aproximadamente el 3% de la población mundial, es decir 200 millones de personas son migrantes y la mitad de estas son mujeres. Nuestros estudios en el área de género, migración y desarrollo confirman de un lado, la creciente participación de las mujeres autónomas (es decir, independientes) en los flujos migratorios de trabajadores; lo que se conoce como la feminización de las migraciones. Lo relevante de este proceso tiene que ver con el cambio de los roles tradicionales que asumen hombres y mujeres en el interior de los hogares, pues si bien en el pasado se consideraba que los hombres se encargaban de la provisión de los medios de vida del hogar y las mujeres del sostenimiento y cuidado de los mismos, la entrada de ellas al mercado remunerado del trabajo ha incidido en el cambio de esta tendencia. Es así como en los últimos años se observa un incremento sustancial del número de mujeres que migran como principales proveedoras de sus hogares. Por lo tanto es importante explorar las consecuencias que este fenómeno tiene en las relaciones de género, en las dinámicas al interior de los hogares y en la construcción de capital social en las comunidades. De otro lado, tanto nuestros estudios como los producidos por otras instituciones, resaltan la incondicionalidad del apoyo de las mujeres migrantes a sus hogares, y también su mayor compromiso, tanto como migrantes como receptoras de remesas. Como se expondrá posteriormente, las mujeres migrantes envían una mayor proporción de sus salarios como remesas y además sostienen los envíos por más tiempo que los hombres. La pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo interpretar esta información? es decir, si lo analizamos en términos de equidad de género, parece el síntoma de una inequidad profunda y estructural en las relaciones entre hombres y mujeres. La incondicionalidad del apoyo de las mujeres a sus hogares dimensiona las múltiples responsabilidades que ellas han adquirido tanto en la esfera productiva y la esfera reproductiva. Las desigualdades de género existen en una variedad de aspectos tales como; en el acceso al mercado laboral, en la remuneración, el acceso al sistema financiero, a los bienes, a la tierra, en términos de violencia y de falta de libertad intrafamiliar. Estas inequidades existen tanto en origen como causas de la migración, como en destino al ser un freno en el desarrollo de las migrantes. Al mismo tiempo, todos los estudios evidencian que las labores reproductivas (es decir, el trabajo doméstico, las labores de cuidado de niños/as, ancianos/as y dependientes y en general el mantenimiento y gestión cotidiana de los medios de vida) se traspasan entre mujeres, y en el marco de las migraciones generan lo que los investigadores han llamado cadenas globales de cuidado. Es decir, con la entrada de las mujeres en el mercado laboral de los países más desarrollados, las tareas que ellas realizaban dentro del mercado no remunerado, empiezan a generar vacios que son nichos de trabajo emergentes asumidos por otras mujeres. Se crea así un sector poco reconocido, con reglas no siempre claras y por lo tanto poca regulación, lo cual representa un gran desafío en términos de equidad de género en el mercado laboral, imponiendo límites en el acceso a derechos o otros sectores económicos con mejores condiciones laborales.

2* 1. Las diferencias de género en el uso de las remesas o cómo enriquecer con un enfoque de género el debate sobre migración, remesas y desarrollo?

Desde 2005, UN-INSTRAW inició una línea de trabajo que ha contribuido a visibilizar la participación de las mujeres en el proceso migratorio y en particular en el manejo de las remesas[1]. Por una parte nuestros estudios de caso en países como Filipinas, República Dominicana, Colombia y la Comunidad de Desarrollo del Sur de África, (SADC por sus siglas en inglés) nos han permitido generar información sobre flujos de migración y remesas en contextos específicos. Por otra parte, hemos podido reflexionar sobre la relación que existe entre el género, la migración, las remesas y el desarrollo. En este sentido es de resaltar que las remesas por sí solas no constituyen un medio para alcanzar el desarrollo, sino que son apenas un elemento que apalanca otros procesos como el sostenimiento de la vida (garantizando el acceso a alimentos, ropa, vivienda), el alivio relativo de la pobreza y del mejoramiento de ciertas capacidades a través de la inversión en rubros básicos como salud y educación. Sin embargo, la recepción de remesas también genera efectos negativos en las comunidades de origen, creando nuevas desigualdades entre receptores y no receptores de remesas, o aumentando los precios de la tierra, ante la mayor afluencia de capitales o la consolidación de la migración como la única alternativa de ascenso social. El proceso migratorio conlleva también fuertes costos, tanto financieros, como sociales y afectivos. Los resultados de nuestros estudios, por estar principalmente concentrados en flujos migratorios altamente feminizados, muestran que en Colombia, República Dominicana y Filipinas las mujeres constituyen la mayoría de las personas que envían remesas y a su vez son en abrumadora mayoría (más del 60% en todos nuestros casos) de las personas que reciben las remesas[2]. Estas mujeres, hijas, hermanas, madres, esposas adquieren paulatinamente un mayor peso dentro de las decisiones del hogar y aumentan su poder de negociación al interior del mismo. La persona a quien se mandan las remesas, su grado de implicación en la decisión sobre su uso y en su gestión son indicadores de las relaciones de poder que existen y se negocian dentro del hogar transnacional. Por ejemplo, en el caso de Colombia y de La Placeta (República Dominicana) la negociación con respecto al monto de las remesas demuestra las tensiones en juego. En ambos casos, la persona que recibe el dinero debe convencer a quién la envía sobre el costo de la vida, las necesidades y por lo tanto los montos correspondientes para cubrirlos; mientras que la persona migrante tiene a su vez la necesidad de mantenerse en destino. En dichos casos, se evidencian grandes diferencias entre los montos reportados, siendo común en efecto que la persona que remesa declare montos superiores a los montos declarados por la persona receptora.
Principales características del uso de remesas entre hombres y mujeres.
Usualmente la persona remitente elige un miembro del hogar en quien confía para la administración de la remesa. En este sentido, aparecen diferencias entre hombres y mujeres comunes a todos los estudios de UN-INSTRAW como por ejemplo:
  • Montos: Existen pequeñas diferencias en las cantidades que hombres y mujeres envían. Sin embargo, esta cifra representa un mayor porcentaje de los ingresos de las mujeres dado que en general tienen ingresos menores.
  • Frecuencia: Las mujeres envían remesas de manera más regular que los hombres;
  • Constancia: Las mujeres tienden a mandar remesas durante más tiempo e independientemente de los cambios que se puedan producir en destino. Es así como el compromiso familiar trasciende los límites del hogar y se sostiene por de varias generaciones.
Beneficiarios: Las remesas enviadas por mujeres tienden a beneficiar hogares con más miembros y responden a las demandas puntuales de la familia extensa.Usos: en general las remesas familiares de periodicidad mensual se usan para cubrir los gastos regulares del hogar. Las mujeres dan más prioridad que los hombres a las necesidades básicas de las familias como nutrición, salud y educación, tanto cuando mandan como cuando reciben las remesas. El papel preponderante de las mujeres como receptoras de remesas se relaciona con la doble condición de ser cabezas de hogares donde el hombre ha migrado, o donde residen hijos o padres de migrantes y ellas se encargan de su cuidado. Las remesas sustituyen también servicios sociales tales como pensiones, desempleo, viudez, seguro de discapacidad, que están ausentes o son insuficientes en el país de origen.
Frecuentemente se debate si las remesas constituyen un ingreso básico para el sostenimiento del hogar o si por el contrario son un ingreso extra que puede ser utilizado para la producción de otros medios de vida, mediante su inversión productiva. La información anteriormente mencionada nos lleva a considerar las remesas más como un salario, que como un capital. Observamos también que la proporción de mujeres que invierten en negocios en el país de origen es muy baja. En el caso de que las mujeres decidan emprender un negocio, esta iniciativa está limitada por cuatro factores:
  • Las mujeres tienen en general un nivel educativo relativamente bajo lo cual limita sus posibilidades de acceder a créditos.
  • Las mujeres están presionadas por las necesidades del hogar y por lo tanto dedican una menor parte de sus remesas que los hombres al negocio.
  • Visto que los negocios son en general pequeños, la capacidad de generar empleos es muy limitada y a menudo se cuenta con una persona no o muy poco remunerada, en una estrategia de sobrevivencia más que en una dinámica de mercado.
  • Limitadas por las normas de género, las mujeres invierten en negocios considerados como apropiados para ellas tales como salones de belleza, cafeterías, venta de ropa.
Lo anterior nos lleva a considerar la importancia del enfoque de género al entender las relaciones entre migración y desarrollo, a través de las remesas. Sin embargo, las anteriores características de las mujeres no pueden ser vistas como un medio para obtener un mayor desarrollo económico sino para replantear que la equidad entre hombres y mujeres es una meta en sí del desarrollo. En este sentido llamamos la atención sobre el riesgo de instrumentalizar a las mujeres que por su fuerte compromiso con sus familias pueden ser vistas como los agentes claves de un desarrollo, pero de qué tipo de desarrollo y para cuáles fines? Segundo el tomar en cuenta las diferencias y las relaciones de género en esta problemática nos permite identificar factores a un nivel más estructural que son un freno al desarrollo de las mujeres y por lo tanto empezar a trabajar sobre estos aspectos a nivel macro.
NOTAS:
  1. ® Todo nuestro trabajo está disponible en nuestra página web: http://www.un-instraw.org/en/grd/general/remittances-and-development.html.
  2. ®Ver cuadros sintéticos en nuestra página web: http://www.un-instraw.org/en/grd/facts-and- figures/facts-and-figures-feminization.html y http://www.un-instraw.org/en/grd/in-numbers/remittances-reception-by-women-in-numbers-2.html.

3* 2. Factores de atracción desde los países de destino

La migración femenina tiene formas y significados distintos en función de muchas variables tanto en el país de origen como en el país de destino, así como en el proceso mismo del traslado de un país a otro. Veremos primero los factores de atracción.
  1. Envejecimiento de la población y demanda de cuidados. En varios países de destino, el envejecimiento de la población conlleva a la necesidad de reorganizar totalmente la sociedad ya que el menor número de adultos/as productivos/as comparado con el aumento del número de personas retiradas no productivas no permite sostener las necesidades de la sociedad en su conjunto, en términos de salud y de cuidados en particular. Además, la baja tasa de fecundidad de algunos de estos países hace que este problema se agrava en el tiempo. Este fenómeno se conoce como la crísis de los cuidados, o el vacio en las labores reproductivas como consecuencia de la entrada de las mujeres en el mercado remunerado junto con la carencia de un sistema de provisión de servicios que pueda armonizar este proceso. Países de Europa occidental como España, Italia e Inglaterra que ya han pasado la tercera transición demográfica ilustran este caso. Es el caso también de países como Japón donde el envejecimiento de la población, sumado a la dramática reducción del número de hijos debido a la política del hijo único, han reducido la proporción de personas encargadas de los cuidados y generan a su vez una importante demanda de migrantes voluntarios para estas labores. En este caso, los desafíos son grandes en una sociedad que hasta ahora ha tenido una política migratoria bastante restrictiva. En el caso de Europa y más específicamente en España, las mujeres de los colectivos latinoamericanos, entre las que se destacan las dominicanas, representan en casi todos los casos más de la mitad de los migrantes y se emplean mayoritariamente en el sector de limpieza y de cuidados. No obstante en este mercado también se ubican un gran número de mujeres de Europa del este y más recientemente mujeres marroquíes solteras. En el caso marroquí, el estatuto marital de las mujeres es un factor fundamental en términos de su inserción laboral en España y existe un creciente número de mujeres independientes laborando como trabajadoras domésticas, cuidadoras de niños, en limpieza, en la agricultura o pequeñas empresas.
  2. Precarización de los empleos en la competitividad globalizada. Las mujeres migrantes se insertan también en otros sectores, donde las condiciones de trabajo son particularmente precarias, como es el caso en el sector agrícola, la industria intensiva, y el trabajo sexual. En este sentido ciertos investigadores han demostrado que existe una correlación positiva entre el fenómeno de la globalización y de liberalización con nuevas formas de migración. En particular la población migrante indocumentada haría parte de este nuevo modelo migratorio ya que permitiría sostener grandes beneficios en un mercado muy competitivo. Estos y estas migrantes trabajan en malas condiciones, en cambio de salarios bajos, sin poder defender sus derechos por miedo de ser reconducidos a sus países por su situación irregular. Esta situación se ha estudiado en particular en Estados Unidos en el caso de la población mejicana, sabiendo que las mujeres representan el 44.6% de la población mejicana en Estados Unidos. En este caso, al comparar los nichos laborales mayoritariamente masculinos y femeninos, vemos como los hombres trabajadores migrantes, pueden ser mas propensos al desempleo, dado que la actual crisis golpea fuertemente el mercado inmobiliario y consecuentemente la construcción. Esto no significa que las mujeres migrantes tengan más seguro su panorama, sino que el cambio será más paulatino. En este mismo orden, el comercio informal constituye un importante nicho en el cual se han insertado las mujeres migrantes. Este fenómeno se observa particularmente en la Comunidad de Desarrollo de África del Sur (SADC) donde la migración está cada vez más marcada por movimientos relacionados con negocios fronterizos y de vendedores ambulantes, y menos por empleados [3]. Muchas mujeres participan en estos negocios informales, cruzando la frontera durante cortos períodos e incluso diariamente. En general, las mujeres encuentran también trabajos manuales, pero no en la misma proporción que los hombres. Por ejemplo, el 14% de las mujeres basoto y el 47% de las mujeres originarias de Zimbabwe trabajan en el sector informal. El endurecimiento de las leyes migratorias y los actos de xenofobia amenazan con constreñir la libertad de los migrantes, aumentando sus niveles de vulnerabilidad y a su vez, reforzando los patrones de discriminación no sólo contra las minorías de trabajadores inmigrantes, pero especialmente a las mujeres empleadas en sectores poco regulados.
  3. Aumento del nivel educativo de las mujeres y especialización de su inserción laboral A nivel global, a lo largo de las tres últimas décadas se ha experimentado una mejora sustantiva en la situación de las mujeres. En este sentido, algunos países tienen menos barreras sociales, culturales y económicas que otros para una inserción laboral más diversificada y especializada de las mujeres, lo que se convierte en un factor de atracción para la población migrante, proveniente de países donde estos procesos apenas se vislumbran. En el caso africano por ejemplo, Savina Ammassari (2004) [4] habla de una feminización de las migraciones desde los años 90, lo que se explicaría entre otras cosas por los cambios socio culturales que caracterizan la sociedad africana moderna y al hecho de que el nivel de instrucción de las mujeres aumenta aunque el acceso a la escolarización sigue desfavorable. En cuanto a Asia, la migración regional o dentro de la región asiática está caracterizada por el desarrollo económico en la región que facilitó el movimiento de personas desde los países menos desarrollados hacia naciones como Japón, Malaysia, Singapur, Hong Kong y Taiwán, que han tenido un desarrollo económico muy exitoso. Mientras la mayoría de los migrantes son de baja calificación, existe también una migración calificada, en particular en el sector de la enfermería y de la tecnología de la información. Es por ejemplo el caso de Filipinas con una amplia migración de enfermeras y enfermeros en el mundo entero. Finalmente, en un país como España por ejemplo, la población migrante femenina colombiana, con mayores niveles de estudios que las otras migrantes latinoamericanas, se inserta en una mayor diversidad de sectores y a niveles más altos en cuanto a especialización que otras, como las ecuatorianas y dominicanas, gracias a su mayor nivel educativo.
  4. Diversificación de los destinos dentro del Sur Global. Adicionalmente, es importante mencionar la importancia de los flujos migratorios Sur-Sur y no solamente Sur-Norte. Por ejemplo, algunos países dentro de América Latina son el segundo destino de países de la misma región. Argentina, Costa Rica y Venezuela siguen siendo los principales países receptores pero algunos países emisores aparecen ahora como países de destino desde los años 90, como es el caso de Chile con una inmigración femenina desde Bolivia y Perú, que se desempeña principalmente en servicios domésticos. Dos otros corredores migratorios (Paraguay- Argentina y Nicaragua-Costa Rica[5]) se destacan en este nicho laboral. El servicio doméstico emplea al 60% de las paraguayas en Argentina, y al 37% de las nicaragüenses en Costa Rica[6]. Otro ejemplo es la región de África del Oeste donde el crecimiento económico en los países emergentes, en África del Norte y África sub sahariana, la explotación de los recursos en petróleo (Nigeria, Tchad, Mauritania, Malí, Níger, Liberia, Costa de Marfil, Camerún, etc) y sus consecuencias económicas y financieras, la evolución de los precios de las materias primas y las relaciones geoestratégicas crean y recrean los flujos migratorios regionales.

NOTAS:
  1. ® Ver:"Preliminary Findings From Selected SADC Countries", Tim Hughes, South African Institute of International Affairs (SAIIA), Santo Domingo, 2007 disponible en la web en http://www.un-instraw.org/en/publications/gender-remittances-and-development/preleminary-findings-from-selected-sadc-countries/download.html.
  2. ® Savina Ammassari, Gestion des migrations et politiques de développement : optimiser les bénéfices de la migration en Afrique de l"Ouest, Cahiers de Migrations Internationales, 72F, Secteur de la Protection Sociale, Programme des Migrations Internationales, Bureau International du Travail, Genève.
  3. ®La migración paraguaya en Argentina constituye un tercio del total de la población extranjera; la migración nicaragüense es el 74% de la población extranjera que reside en Costa Rica.
  4. ® Cabe destacar la dificultad de encontrar datos comparables sobre el servicio doméstico, dada la irregularidad con la que a menudo se trabaja en este sector. Lo cual refuerza la necesidad de avanzar en la provisión y homogeneización de datos en torno al trabajo de cuidados.

4* 3. Factores de expulsión desde los países de origen

El análisis en términos de género es igualmente muy importante en cuanto a los factores de expulsión de las mujeres migrantes. Destacaremos dos grandes factores que motivan la migración de las mujeres: la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado laboral y la inseguridad alimentaria;
  1. Vulnerabilidad de las mujeres en el mercado laboral. Los reajustes estructurales de los años 80 han aumentado la pobreza de los hogares en muchos países, sumada a la precarización de la oferta laboral y la consecuente crisis del papel proveedor de los hombres. En este sentido la migración femenina es una de las alternativas a la hora de entrar en el mercado laboral. Si bien se nota que en los últimos diez años, existe más igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a la participación en la fuerza de trabajo, en todas las regiones persisten sin embargo muchas desigualdades, relacionadas principalmente con los niveles de remuneración, la facilidad para ascender laboralmente y la posibilidad de disfrutar de un trabajo digno. En 10 años el número de mujeres con empleo ha aumentado pero también el número de mujeres desempleadas, en proporciones casi iguales. A su vez las mujeres que tienen empleo se enfrentan a más riegos y tienen trabajos menos valorados, es decir que tienen menos acceso a la protección social, a derechos fundamentales y la posibilidad de expresarse en el lugar de trabajo [7]. Como lo señala la Convención en contra de todas las formas de discriminación contra la mujer CEDAW, factores como el embarazo, la lactancia o las necesidades inherentes al cuidado de los hijos son para muchos empleadores razones válidas para prescindir del trabajo de las mujeres. Finalmente, tienen remuneraciones en general más bajas que los hombres.
  2. Inseguridad alimentaria. La seguridad alimentaria del hogar es también un factor importante en la decisión de migrar de las mujeres; a su vez es uno de los reglones más influidos por la migración misma. De un lado, los cambios en la estructura de los hogares, principalmente de los hogares rurales han impulsado a las mujeres campesinas a dejar a un lado las labores de agricultura de subsidencia y buscar trabajo remunerado en la agroindustria rural, lo cual por un lado les provee dinero para realizar compras, pero reduce la producción de alimentos destinados directamente para el consumo del hogar. Así mismo, la recepción de remesas en contextos rurales ha empezado a generar inequidades entre los hogares receptores y no receptores, que genera mayores presiones para optar por la migración (internacional o interna) como una fuente de recursos económicos. Estos dos factores, sumados a la actual crisis alimentaria (con precios inusualmente altos en la comida y su especulación como commodities), parecen reforzar los círculos viciosos de migración por subsistencia y no por opción, donde tanto hombres como mujeres buscan formas irregulares para migrar (viajes en yola, pago a traficantes de migrantes, etc) y por ello su vulnerabilidad se hace mayor. Finalmente, el acceso a mejor educación y los cambios culturales modernizantes, hacen que el trabajo agrícola no sea considerado como una opción deseable de trabajo y se abandone como nicho de trabajo. La evidencia actual muestra que en muchos países de origen la agricultura, sobre todo la agricultura de subsistencia, es una labor sobretodo de las mujeres rurales envejecientes[8].

NOTAS:
  1. ® Ver: "Tendencias mundiales del empleo de las mujeres", OIT, Marzo del 2008.
  2. ®Ver: "Promoting Food Security in Rural Remittance-Receiving Communities", Denise Paiewonsky Gender, Migration and Development Policy Brief, N. 3, October 2008, disponible en: http://www.un-instraw.org/images/files/GRD/Filipinas/PB%20Food%20Security.pdf

5* Consideraciones finales: Las mujeres migrantes frente a la crisis económica mundial.

Retomando algunos de los elementos señalados anteriormente enunciaremos fenómenos que son particularmente sensibles al género en el contexto actual de las crisis: el endeudamiento hipotecario, la dependencia de las mujeres migrantes a nivel legal, la fragilidad de la equidad de género a nivel del hogar migrante y los desafíos de los cuidados. .
  • Endeudamiento hipotecario.Los hogares inmigrantes pertenecen en su mayoría a la franja pobre de la población con los empleos más precarios, Quienes han contraído deudas en el país de destino, para adquirir una casa propia hacen parte de los usuarios en moratoria que no van a poder pagar la deuda. En esta categoría entra la población latino americana y del Caribe en Estados Unidos que por un lado tiene créditos, pero que también depende de la hasta ahora constante demanda de vivienda y bienes. En España, podría ser el caso en particular de la población colombiana que en estudios recientes han mostrado más interés en invertir en España que en Colombia como estrategia de asentamiento definitivo. Al contrario, la mayor parte de los países de origen de la migración tienen todavía sistemas financieros y bancarios más conservadores que en Estados Unidos y las inversiones realizadas en estos países han sido respaldadas por las garantías normales. Lo que sí puede causar problema son los casos en los cuales las remesas han sido tomadas en cuenta dentro de las garantías para préstamos hipotecarios ya que se ha notado desde ya que dichas remesas están disminuyendo desde la crisis financiera. Estas deudas por lo tanto, en origen como en destino, van a causar tensiones sobre la economía familiar, en particular sobre la calidad de la educación escolar de los hijos y de las hijas, sobre todo en el país de origen, que es un rubro importante en el uso de las remesas. Esto afecta principalmente a los y las migrantes asentados en países de Europa y Estados Unidos, y de manera gradual a los de la comunidad de cooperación del Golfo, a los países asiáticos y los países receptores de migrantes en el Sur global.
  • Dependencia de las mujeres migrantes.Si bien la proporción de mujeres que emigran de manera independiente está en franco aumento, no es de olvidar que la reagrupación familiar es todavía una vía importante de migración. Hasta ahora, las mujeres son en mayoría las que residen bajo este estatuto legal en los países de destino. Con este estatuto sin embargo, la legalidad de la estadía de las personas reagrupadas depende de una persona, en general del esposo y/o padre. Partiendo de la idea de que las tensiones económicas exacerban la violencia de género, la crisis financiera que ya se ha transformado en una crisis económica, puede tener consecuencias agravantes para las mujeres migrantes y los hijos que si en el caso de querer separarse del padre, perderían su estatuto legal. Es la razón por la cual el movimiento de mujeres, en particular en Europa, está presionando para que se les atribuya a las personas reagrupadas un estatuto jurídico independiente. No es aceptable que la situación de las personas reagrupadas dependa de una tercera persona [9]. Adicionalmente, es de esperar que los países de desarrollados empiecen a generar políticas migratorias más estrictas que incluyan repatriaciones, reducción a los beneficios sociales de los migrantes o programas de retorno acompañado, sin que exista una contraparte en los países de origen que pueda absorber y apoyar en la resinserción de esta población.
  • Independencia económica y relaciones de género.Por un lado entonces, las mujeres pueden ser sujetas a fuertes tensiones dentro del hogar debido a la agravación del nivel de vida de la familia como tal, y por la puesta en cuestión de la identidad masculina relacionada al papel proveedor de los hombres. Por otro lado, en el caso de las mujeres insertadas en el mercado laboral, la pérdida de su empleo igualmente puede representar un retroceso en cuanto a la independencia económica y simbólica adquirida muchas veces gracias a la migración. La crisis económica va a llevar a una mayor precariedad de los empleos y se oye desde ahora decir a la población migrante que tendrá que trabajar más horas, multiplicar las fuentes de empleo, y para los más jóvenes, entrar en el mercado laboral, para poder sostener unas condiciones de vida mínimas, y seguir mandando remesas a los parientes del país de origen. La opción del retorno, como lo señalaba Manuel Orozco con respecto a la población latinoamericana y caribeña es poco probable ya que el cálculo de los costos beneficios está a favor de la opción de quedarse en el país de destino. Dos factores son a tomar en cuenta. El primero es que en tiempos normales los estudios muestran que las mujeres son menos propensas que los hombres en querer volver a instalarse en su país de origen. Más que para los hombres, la nueva vida en destino, aun con sus limitaciones, representa una oportunidad de empoderamiento que es mayor que en el país de origen. Tienen la posibilidad de entrar al mercado laboral, tienen mayor confort dentro del hogar del cual siguen siendo a cargo en el caso de ser casadas, y tienen la oportunidad de experimentar otras relaciones de género. Además, las condiciones que encontrarían en el país de origen no son más alentadoras que en el país de destino y muchas mujeres, si se van, tendrían muchas dificultades para poder volver al país de destino por su situación legal. Sin embargo esto depende en gran medida de la mejora en las condiciones en los países de origen como lo demuestra el revertimiento de los flujos entre los antiguos países de Europa del sur (desde hace 20 años) o los de Europa del este (en los pasados 3 años).
  • El desafío de los cuidados.Al igual que lo que pasó con la reorientación de los migrantes bolivianos desde Argentina hacia España a raíz de la crisis de Argentina, podrían crearse nuevos corredores migratorios, con la gran diferencia de que la crisis actual es global y por lo tanto no deja muchos países fuera de ella. Sin embargo, aun en un contexto de crisis financiera, los países de destino siguen necesitando mano de obra en sectores específicos. Es el caso de Japón por ejemplo donde se necesitan urgentemente enfermeras. Japón es el primer país desarrollado en enfrentar una crisis debida al envejecimiento de su población y a una disminución de su mano de obra nacional. Más de un cuarto de su población tendrá más de 65 en el 2015 de tal manera que se considera que la inmigración es indispensable y que se plantea el objetivo de que la población migrante represente el 10% de la población en el 2050 cuando actualmente solo representan el 2% de la población total. La entrada de las mujeres en el mercado laboral y de las personas de más de 65 años es otro objetivo. Sin duda estos cambios tendrán consecuencias sobre la demanda de servicios de cuidado, mayormente asumidos por las mujeres. Anteriormente, 200,000 brasileños de ascendencia japonesa habían inmigrado para trabajar en fábricas de productos electrónicos y automáticos. Visto la ausencia de políticas de apoyo a la integración de esta nueva población brasileña, el gobierno japonés ha instaurado un sistema de pruebas de seis meses para las nuevas migrantes indonesias, un sistema criticado pero que demuestra el nuevo interés del gobierno para este tema.
En todos los países de destino, el proceso de integración de las mujeres depende del nivel de estudios, del manejo del idioma, de la situación familiar, del contexto económico, de la razón de la migración y sobre todo del país de origen. Es así como en Europa por ejemplo las mujeres norte africanas sufren más de la precariedad de empleo que las mujeres de Asia y de Europa. En este sentido no podemos dejar de relacionar el proceso de integración de las migrantes con las condiciones en las cuales han vivido en su país de origen y nos lleva entonces a interesarnos a la otra cara de la migrante, es decir a las personas que dejó en su país, la mayoría de las veces motivada por el deseo de abrirles nuevas oportunidades.
NOTAS:
  1. ®Ver "Mêmes droits, mêmes voix. Les femmes migrantes dans l"Union Européenne, LEF, Lobby Européen des Femmes, Bruxelles, 19-21 Janvier 2007.
Etiquetas: Igualdad de Género.