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UE: Des-Acuerdos de Libre Comercio con los países del Sur

Publicado el 11 de abril de 2008
Los grandes mercados no tienen previsto dejar de seguir expandiendo sus ganancias por todo el planeta. EEUU y la UE se aplican a la ofensiva de la apertura de los mercados. Especialmente de los mercados del Sur, porque ambas potencias pasan por ser las economías más protegidas del mundo, mediante aranceles, cuotas y subvenciones que protegen a algunos de los productores del mundo rico.

Es una estrategia clara orientada a favorecer un modelo muy concreto de producción intensiva en capital y en tierras y de comercialización destinado primordialmente a la exportación. Dicen que es la necesaria “apertura de mercados” exigida por estos tiempos de globalización para ser competitivos. En nuestros países enriquecidos ya tenemos muchas pistas para entender que este modelo en realidad cerró muchos mercados: los mercados de barrio y los pequeños comercios cierran y son sustituidos por plastificadas grandes superficies, pequeños pueblos de tradición y economía rural son abandonados y sus productos sustituidos por otros de producción masificada y de peor calidad. Los grandes beneficiarios de este modelo son las grandes compañías y los intermediarios que dominan los circuitos de comercialización. En los extremos de la cadena, los pequeños y medianos productores por un lado, y los consumidores por el otro sufren la contradicción: los primeros reciben pagos irrisorios por su trabajo y los últimos apenas pueden soportar la subida de los precios.

Ahora ya le está tocando a los pueblos del Sur: a finales del pasado año los gobiernos africanos denuncian su insatisfacción con la imposición de los Acuerdos de libre comercio con la Unión Europea. En sus mercados desaparecen productos tradicionales locales por la invasión de productos europeos envasados y abaratados con las subvenciones que pagamos los ciudadanos. La población campesina ha de abandonar sus cultivos porque no reciben apoyos para producir y comercializar en sus localidades. Las políticas públicas y los apoyos económicos sólo van dirigidos a las compañías que pueden exportar. De nuevo los beneficiarios son unos pocos, los mejor situados.

Otra economía y otro comercio son posibles. Los acuerdos de libre comercio son acuerdos tomados entre elites, no entre los pueblos. La competitividad y la apertura son excusas para disfrazar una estrategia de expansión capitalista gobernada por unos pocos. La globalización así vista no es más que una neocolonización: de la cruz y la espada, hemos pasado a las imposiciones económicas y a los aparatos de lobby del capital privado. Lo mismo, con más glamour, como corresponde a los tiempos.