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Dakar y los otros mundos posibles

Publicado el 14 de febrero de 2011
Lejos de perder fuerza con el paso del tiempo, la convocatoria del Foro Social Mundial parece más pertinente que nunca. Ante el avance angustiante de las cuentas del capital sobre las capacidades de los Estados para proporcionar condiciones de vida digna a sus habitantes, la ciudadanía globalizada vuelve a apostar por espacios horizontales de reflexión, de conocimiento mutuo y de articulación de movimientos y organizaciones sociales. El Foro Social sigue siendo el mejor símbolo del conjunto de resistencias y alternativas al Foro Neoliberal Económico de Davos. Los gobiernos en su mayoría siguen acudiendo a éste, a tratar de comprar la dichosa confianza que pagamos los ciudadanos y que nos cuesta cada día más precariedad, más incertidumbre y más desprotección.

Este año el Foro se celebra por segunda vez en África, después de la experiencia en Nairobi de 2007, que dejó a muchos críticos por la evidente presencia de capital transnacional patrocinando algunos aspectos. En principio este año la propuesta senegalesa ha insistido en que a pesar de las dificultades que supone reunir y gestionar la llegada de unos 50.000 visitantes, tratarían de evitar que el Foro pudiera convertirse en una feria patrocinada por intereses dudosos. Este año el Foro Social mirará con interés la sorprendente movilización social que protagonizan los pueblos tunecino y egipcio, en demanda de espacios democráticos de libertad y participación, en los que la participación de las mujeres se ha mostrado en primera línea, relevantes y determinantes. Desde el Foro Social se mirará hacia esos procesos con la esperanza no sólo de que puedan derrocar regímenes personalistas y corruptos, sino de que supongan también respuestas para las debilitadas democracias occidentales. Las transiciones que se promueven no sólo deben contemplar la participación de partidos políticos proscritos y exiliados por los regímenes, sino que deben constituir alternativas democráticas y ciudadanas, basadas en los derechos humanos y la justicia social.

No es en vano que el Foro Social haya hecho esfuerzos para continuar en África, el continente olvidado y esquilmado por el actual modelo de desarrollo predominante, donde se concentra el mayor número de personas que viven en situación de pobreza extrema. La compleja articulación entre organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo no puede ni debe proporcionar una sola alternativa al modelo. Más bien debe seguir promoviendo respuestas ciudadanas apegadas al territorio, a la localidad o a la comunidad, desde donde se ensayan nuevas formas de entender la economía y la justicia al servicio de las personas antes que al servicio de los intereses del capital privado. Espacios en los que la mayor de las liberaciones es el proceso de liberación de las ataduras del crecimiento económico, del consumo desaforado, de la competitividad y de la producción depredadora. Se trata pues de seguir inaugurando espacios de convergencia en la diversidad, atendiendo a las urgencias y a las resistencias, y construyendo una nueva cultura basada en la cooperación, en los derechos humanos, en la racionalidad ecológica de nuestros sistemas productivos y económicos.

No es preciso mitificar el Foro Social Mundial, como no es preciso ocultar las tensiones que se producen entre grandes ONGs y movimientos sociales más apegados a las luchas de las bases. En el Foro Social Mundial no sólo se debate entre reforma y revolución. Se construyen diariamente series de relaciones humanas que revolucionan la forma de hacer y de entender la política. Nadie podrá apropiarse del Foro, porque no es una marca, ni una propiedad, ni una organización. Se trata de hombres y mujeres en movimiento, encontrando respuestas en el camino de la búsqueda, generando mayorías de esperanza y de liberación.

El programa Solidaridad se emite todos los martes de 1.00 a 2.00 horas en Radio 5, RNE.