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Entre la vieja izquierda y los nuevos movimientos sociales

Entre la vieja izquierda y los nuevos movimientos sociales

Crónica del Foro Social Mundial. Reflexiones y Debates. Túnez, marzo 2013
Publicado el 15 de abril de 2013
El Foro Social Mundial, es según su propia página web un espacio "democrático de debate de ideas, de análisis y reflexión, de formulación de proposiciones, de intercambio de experiencias y de articulación de los movimientos sociales, redes, ONGs y de otras organizaciones de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y a la dominación del mundo por el capital y por toda forma de imperialismo". Pero ¿está la izquierda clásica preparada para aportar alternativas al sistema que provoca la crisis global? ¿Son los movimientos sociales mucho más ágiles y efectivos para el cambio social?
Arantxa Freire y Carmen de Miguel, de Alianza por la Solidaridad[1].
 
El Foro Social Mundial se inició en 2001 como alternativa al foro de Davos, y como dice en su Carta de Principios, trata de ser un “proceso que estimula a las entidades y movimientos participantes a que coloquen sus acciones locales y nacionales junto a las instancias internacionales, como cuestiones de ciudadanía planetaria, introduciendo en la agenda global las prácticas transformadoras que estén vivenciando para la construcción de un nuevo mundo más solidario”. Para la Alianza por la Solidaridad,  este ha sido su bautismo alterglobalizador, participando en el Foro, como metáfora de lo que pretende ser: una organización para el cambio social que nace escuchando a la sociedad.
 
Estas líneas son una crónica de los espacios de participación del Foro, de los debates vividos y de los principales retos por los que se está trabajando globalmente como parte de la sociedad civil.
El Foro de este año, realizado en Túnez del 26 al 30 de marzo de 2013, contó con más de 30 mil delegados de 4.600 organizaciones de 127 países y más de 1.500 conferencias y actividades, lo que ya, a primera vista, da cuenta de la variedad y diversidad de sus propuestas.
 
A pesar de ser un encuentro bendecido por los ATTAc y la izquierda más clásica (sólo hace falta ver la media de edad de los foros): partidos comunistas, anarquistas, sindicalistas, feministas o ecologistas, este año merece atención el espacio que ocupó el movimiento 15 M -o los globales Occupy- con una plaza global y un fuerte movimiento crítico hacia las instituciones “clásicas” de la izquierda. En esta edición del Foro social se pudo constatar la crítica de algunos movimientos que nacieron con las primaveras árabes allí presentes que buscan ser una alternativa real a las preocupaciones de la mayoría. Desde esa “Plaza Global” (contaban en el foro con un espacio físico) muchos activistas promulgan un cambio en el funcionamiento y objetivos del foro, tanto desde el punto de vista del comité organizador, (que consideran poco representativo y muy vertical) como en el formato mismo y los objetivos y su tipo de comunicación.
 
Como en los últimos años, hemos observado dentro del foro una crítica a aquella izquierda generacional que continúa mirando con recelo las nuevas formas de organizar y compartir, que continúa buscando mantener su status-quo y sus organizaciones jerárquicas, sus “necesidades de organización”, sus discursos sobre “lo público” en lugar de “lo común”.
 
Los recortes como forma de violencia contra las mujeres

Mujeres tunecinas, egipcias, palestinas, mexicanas, españolas y así hasta de más de cien países. La Asamblea de Mujeres fue la primera actividad del Foro Social Mundial.
 
Por la sala de congresos de la Universidad El Manar alzaron su voz movimientos de mujeres con luchas comunes: su crítica al capitalismo salvaje y a todo modelo de desarrollo que las cosifica, las marginaliza y las violenta, abandonándolas al desempleo y a la precariedad, y  excluyéndolas de las toma de decisiones y de las riquezas. Desde las feministas tunecinas pidiendo solidaridad en su lucha por la representación política, hasta las mujeres campesinas del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, o discursos cargados de razón de las mujeres palestinas, dejaron patente la idea de que el sistema las margina.Desde África Subsahariana las mujeres denunciaron el acaparamiento de tierras y la necesidad de que la lucha sea global.

Especialmente interesante fue el discurso de Majda, una feminista polaca que describió el recorrido de su país y su transformación social desde el comunismo hasta las reformas actuales que penalizan a las mujeres en sistemas de trabajo manufacturados porque las confinan a ser el eslabón más bajo. Esta feminista polaca puso el ejemplo de los recortes en guarderías, que empeoran la calidad de vida de las mujeres, sobre las que todavía sigue recayendo la labor de cuidado.
 
Desde Brasil, mujeres campesinas  del Movimiento sin Tierra contaron que la lucha de sus mujeres es la lucha por la tierra que habitan, especialmente porque son ellas quienes se responsabilizan de alimentar a sus familias. El MST recordó la importancia de luchar contra las grandes empresas del agronegocio, que destruyen el territorio, los alimentos y los derechos de las mujeres.
 
Las feministas indignadas de España también alzaron su voz en la Asamblea de Mujeres agradeciendo el ejemplo de las primaveras árabes y reiterando su crítica a representantes de políticas que se alejan de las reivindicaciones de las mujeres y del pueblo. Las indignadas recordaron que los recortes sociales suponen una violencia de Estado sobre las mujeres responsables de hijos, hijas, nietas, nietos o mayores.
 
Estas reivindicaciones, adornadas con continuos cánticos y proclamas contra la violencia en México o Palestina, adornaron la Asamblea que sirvió de inicio al Foro, y dejó claro  que el feminismo es uno de los grandes valores del movimiento globalizador que sigue contagiando la lucha a nivel mundial y, lo que es más importante, la esperanza.
 
Migrantes y derechos globales

Mientras nuestras patrulleras embisten  pateras en aguas españolas, recortamos los derechos a la salud de muchas personas migrantes y algunos políticos como Cameron  desalientan la migración en el interior de la UE, la sociedad civil mundial reclama en el Foro Social de Túnez justo lo contrario: flexibilizar las fronteras, proteger los derechos humanos de los  más vulnerables y sustituir políticas militares de control por procesos que promuevan la integración y combatan las causas de las migraciones.
 
La defensa de los movimientos globales ha sido este año otro de los grandes temas debatidos en el foro. Esto es lo que se habló en el coloquio, “Impacto de las políticas de migraciones de la UE en el Norte de África”. Allí varias organizaciones africanas y europeas de apoyo a personas migrantes explicaron cómo la política migratoria europea no está limitada a Europa. La complicidad de los países fronterizos del Norte de África para impedir la entrada de personas migrantes es comprada y para ello se utilizan las llamadas “condicionalidades”, donde se ofrece ayuda al desarrollo a cargo de que estos países del Norte de África controlen a las  personas  migrantes, con prácticas que en Europa no podrían desarrollar.
 
Personas migrantes de todo el mundo denunciaron la doble moral de los países europeos que les impiden escapar de la pobreza. Y nos sacaron los colores a la sociedad civil europea por no explicar el escándalo que supone que nuestros gobiernos esquilmen sus países empobreciéndolos y luego se nieguen a aceptar las migraciones que generan.
 
Entre estos colectivos  pudimos escuchar a Hassan Boubakri, del Centro tunecino de Migraciones y Asilo, que expuso la complicidad de las antiguas dictaduras en el Norte de África para complacer a los europeos en control de fronteras. Boubakri explico que, hoy en día, lucha para reorganizar los acuerdos migratorios en su país, que garanticen la protección de la persona  migrante, pero se niega a ser cómplice de políticas injustas.  El tunecino denunció, asimismo, la situación de las personas  refugiadas libias abandonadas en el desierto tunecino en el campo de Choucha.
 
Una de las voces más autorizadas para hablar de las violaciones es Amadou M Bow, representante de la Asociación Mauritana de Derechos Humanos, que experimenta diariamente el hostigamiento y las sinrazones burocráticas para expulsarles.  M Bow explicó cómo la presencia de guardias civiles españoles patrullando costas mauritanas ha supuesto un escándalo dentro del país al cuestionar la soberanía nacional. Mencionó además que Mauritana, después del golpe de estado, utiliza los acuerdos migratorios para legitimarse, aunque éstos vayan en contra de sus habitantes. Por último recalcó la importancia de la  unión de la sociedad civil mundial para solucionar los problemas de violaciones, porque la migración es sobre todo un problema global.

Jean Louis NTumba, representante de una ONG marroquí de apoyo a los subsaharianos en el país, expresó su preocupación por la situación de los migrantes en el norte del país y tras la salida de algunas ONG como MSF que velaban por su salud y derechos. También incidió en la dificultad de trabajar con subsaharianos migrantes en el país, porque es un colectivo que esta ahí “pero no existe al estar en un limbo legal”. NTumba resaltó el racismo en el país y la sorpresa de que la población marroquí acepte que Marruecos sea un país de personas migrantes, pero no  que pueda recibirlas.
 
Si bien es cierto que el foro es sobretodo un espacio de debate, también hay lugar para las propuestas concretas. Uno de los temas más debatidos en el FSM de Túnez 2013 ha sido el papel de la sociedad civil como actor de cambio y como elemento necesario para la construcción de una ciudadanía global. En la línea de contribuir a una ciudadanía universal, entendida como el acceso y disfrute universal de los derechos humanos  por parte de todas las personas sin ninguna discriminación, la organización francesa Movimiento Utopía  lanzó en el Foro Social Mundial una interesante e innovadora iniciativa: el pasaporte de ciudadano/a universal. Se trata de un documento que permitiría la promoción del derecho a la libre circulación  y de residencia como un derecho fundamental de toda persona. Este documento no sería expedido por los Estados sino por una organización denominada Organización por una Ciudadanía Universal (O-C-U) que está integrada por tres ONG: Movimiento Utopía, Emmaüs Internacional y Foundation Danielle Mitterrand. La O-C-U ha contactado con diferentes Estados para que validen su iniciativa. Uno de los Estados que puede aceptar esta iniciativa en breve es Guinea Ecuatorial. También se están manteniendo conversaciones con el gobierno de Ecuador.
 
Esta iniciativa es apoyada por diversas personalidades del ámbito de la cultura y de la política como Federico Mayor Zaragoza (ex director de la UNESCO), Vandana Shiva (ecofeminista  y científica india), Mario Soares (ex Presidente de Portugal y  Chico Whitaker (Fundador del FSM-Brasil), etc.
 
Junto con la iniciativa del pasaporte de ciudadanía universal, otra de las propuestas es celebrar una conferencia internacional sobre el derecho  a la libre circulación  en el marco de las Naciones Unidas en el próximo mes de mayo.
 
Frente a aquellos que han sostenido que se trata de una iniciativa utópica, se han alzado otras voces alegando que se trata de una necesidad histórica. Más allá del debate sobre la viabilidad o no de la propuesta, lo que queda claro es que siendo la tendencia de los Estados  regular el fenómeno migratorio de manera cada vez más excluyente, un discurso que aboga por el reconocimiento de la libertad de circulación como un derecho fundamental, abre una vía a la esperanza.
 
Transiciones Democráticas, Derechos Humanos y Gobernanza Inclusiva

Por parte de SOLIDAR, red europea progresista, se organizaron varios talleres para abordar esta cuestión. En los dos últimos siglos, muchos países han experimentado transiciones democráticas, pasando de regímenes autoritarios con una baja participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones a sociedades más democráticas caracterizadas por una mayor participación y por autoimponer límites al ejercicio del poder político. Tras la primavera árabe, países en Oriente Medio y en el Norte de África se embarcaron en la construcción de nuevas sociedades en las que se intenta dar prioridad a la defensa de los derechos humanos, la construcción de una ciudadanía activa y una gobernanza inclusiva.
 
Sin embargo, en años recientes, organizaciones de derechos humanos, de mujeres, sindicatos que buscan reformas o que luchan por derechos de las minorías, son víctimas de represión por parte de las autoridades con el fin de eliminar toda forma de oposición y disenso de los regímenes en el poder. Esto ha sucedido en todas las partes del mundo, pero ha sido muy visible, tras las primaveras árabes, ya que el resultado ha sido un evidente retroceso en los derechos de reunión, asociación y libertad de expresión durante las transiciones democráticas experimentadas.
 
Durante el FSM se ha querido poner de manifiesto las contradicciones inherentes a estas transiciones democráticas y señalar la necesidad de apoyar los derechos de asociación, reunión y libertad de expresión.
 
Justicia Climática y Acaparamiento de Tierras

El Acaparamiento de Tierras es la expresión en español para referirse al término en inglés Land Grabbing. La wikipedia lo define como “un nuevo ciclo mundial de apropiación de tierras (por parte de gobiernos ricos o empresas), que se inició en el año 2008 a partir de la crisis alimentaria que se desató durante ese año”. No es que sea algo nuevo, las tierras ha sido siempre, desde la época de los romanos, una premisa para la colonización.  Pero hoy en día, con la globalización, es un fenómeno en alza, realmente preocupante cuando se da en países donde hay hambre. Las tierras compradas, se usan para la exportación a países ricos o para combustibles, no para alimentar a la gente.
 
La presencia de La Via Campesina es  imprescindible en los Foros Sociales Mundiales y este año acuden a Túnez con una representación de más de cincuenta campesinos y campesinas que denuncian la compra de tierras que sufren. El equipo de Alianza por la Solidaridad tuvo la suerte de poder asistir a alguna de sus ponencias, en este caso sobre el fenómeno de “acaparamiento de tierras”, un tema que la sociedad civil del sur, y en concreto la Vía Campesina, lleva años denunciando. Alzaron sus voces campesinos de Senegal, Mali o Camerún. Todos denunciando que existe una carrera desenfrenada por la energía y los recursos aludiendo a un desarrollo que no existe en manos de las transnacionales ni de los terratenientes.
 
Durante las más de 3 horas de debate nos convencieron que el verdadero desarrollo viene de manos de los campesinos tradicionales o de las comunidades indígenas que proponen modos de explotación más sostenibles. Los/as latinoamericanos/as nos contaron sus luchas contra las transnacionales de la soja transgénica y contra los agrocombustibles. Especialmente interesante fue la exposición de Lidia Ruiz, de Paraguay, un país donde el 85% de las tierras están en manos del 2% de la población. Los casos se fueron repitiendo por el campesinado de otros muchos países como Argentina, Costa de Marfil, Filipinas o India con críticas a la economía verde y a la economía azul (de los océanos) que han privatizado bienes comunes para el lucro de unos pocos.

La internacionalización del movimiento contra el acaparamiento es fundamental “porque se produce por parte de empresas o gobiernos extranjeros, por lo tanto la denuncia ha de ser tanto en el Norte como en el Sur”.
Con la idea de articular redes, desde Grain nos hablaron de esta web farmlandgrab.org, que recoge mucha información sobre el tema. Además, con Alianza por la Solidaridad, esperamos poder trabajar con  la ciudadanía contra el acaparamiento de tierras de Francia que presiona por una mayor coherencia de su país sobre “land grabbing”. El colectivo ha investigado ya 110 casos de “acaparamiento de tierras” por parte de empresas francesas.
 
Conclusiones: Manifiesto de la Asamblea de Movimientos Sociales

Las Asambleas de convergencia pretenden ser un lugar de acción dentro del foro donde se concentran organizaciones y movimientos interesados por un mismo tema. Desde el conflicto palestino a la deuda externa o la justicia climática, las Asambleas son la dosis de alternativas que el foro produce, aunque en los últimos años se ha venido criticando su excesivo peso como foro de debate y poca acción.
 
Estas son algunas de las conclusiones de una de las asambleas más multitudinarias, la Asamblea de los Movimientos Sociales que puede servir como manifiesto y resumen del Foro. Y recoge su ánimo.
En ella se hace mención a la fuerza que recoge el Foro de las luchas de América Latina y la inspiración de las primaveras árabes como alternativa para la descolonización real de los pueblos. Se reflejan aquí luchas comunes contra el capitalismo, el patriarcado, el racismo y todo tipo de discriminación y opresión.
 
La declaración final de esta asamblea pone nombres y apellidos a las injusticias: “Guerras, ocupaciones militares, tratados neoliberales de libre comercio y medidas de austeridad expresadas en paquetes económicos que privatizan los bienes comunes y los servicios públicos , rebajan salarios, reducen derechos, multiplican el desempleo, aumentan la sobrecarga de las mujeres en el trabajo de cuidado y destruyen la naturaleza.? Estas políticas afectan con intensidad a los países más ricos del Norte, aumentan las migraciones, los desplazamientos forzados, los desalojos, el endeudamiento, y las desigualdades sociales como en la Grecia, Chipre, Portugal, Italia, Irlanda y en el Estado Español. Refuerzan el conservadurismo y el control sobre el cuerpo y la vida de las mujeres. Además, tales agentes intentan imponernos la “economía verde” como solución para la crisis ambiental y alimentaria, lo que además de agravar el problema, resulta en la mercantilización, privatización y financiarización de la vida y de la naturaleza.?Denunciamos la intensificación de la represión a los pueblos en rebeldía, el asesinato de las y los liderazgos de los movimientos sociales, la criminalización de nuestras luchas y de nuestras propuestas”.
 
Y presenta la lucha contra las transnacionales y el sistema financiero y su deuda y tratados de libre comercio.  Clama a favor de la justicia climática y la soberanía alimentaria, expresando que el calentamiento global es resultado del sistema capitalista de producción, distribución y consumo. Esto supone una denuncia contra la “economía verde” rechazando todas las falsas soluciones a la crisis climática como los agrocombustibles, los transgénicos, la geo-ingeniería y los mecanismos de mercado de carbono.
 
Los movimientos sociales también realizaron una fuerte denuncia en su comunicado a la violencia hacia las mujeres, como ya hemos contado en líneas anteriores.  Hubo también tiempo para denunciar los falsos discursos sobre los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo en referencia a conflictos como Libia, Mali o Siria.
 
Por último destacar un apartado específico en favor de la democratización de los medios de comunicación masivos y por la construcción de medios alternativos, fundamentales para avanzar en la derrocada de la lógica capitalista.


[1] Alianza por la Solidaridad –organización miembro de la Plataforma 2015 y más- nace de la unión de Solidaridad Internacional, Habitáfrica e IPADE.